Los accesorios marcan la diferencia: bases para tartas, bandejas escalonadas, pinchos decorativos, frascos de cristal y toppers personalizados. Jugar con alturas y texturas aporta dinamismo a la presentación. Además, los fondos con cortinas, guirnaldas o globos son aliados perfectos para dar un marco fotogénico.

La disposición también importa. Una buena mesa dulce sigue el principio de la simetría visual, con un centro llamativo —como una tarta o un pastel principal— rodeado de dulces más pequeños que complementan el conjunto.

No olvides la iluminación y la señalización: pequeños carteles con el nombre de cada dulce o etiquetas temáticas aportan detalle y cuidado.

Una mesa dulce bien organizada es mucho más que un rincón de postres: es un espacio de experiencias y recuerdos. Con el diseño correcto y los accesorios adecuados, tu fiesta brillará con personalidad y estilo.

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